Muchos de nosotros nos vivimos preguntando que le hacemos a nuestra familia para que nos odie y nos quiera hacer daño. En el mundo hay personas que nacen para hacer daño y lastimar sin importar la sangre, educación o nivel social. La maldad se ve en pequeños actos y se nota más en los que dicen ser cristianos y conocer la palabra De Dios como la palma de su mano. Estas personas las puedes identificar únicamente cuando compartes mucho tiempo con ellos. Cuando vives el día a día y que mejor cuando vives con ellos bajo el mismo techo. Es aquí donde su careta se cae porque a puerta cerrada con sus acciones son personas que representan la maldad. Se burlan, hablan mal de su propia sangre, de su propia familia y se comportan con cada acto como buitres que solo esperan ver caer a sus presas para alimentarse de sus desgracias. Te puedes preguntar: Pero como es posible que dentro de la Iglesia vendan una imagen de buenas personas cuando son demonios disfrazados de ovejas ...
Hoy encontré cientos de papeles tirados en mi habitación. Todos completamente arrugados. Pero que pasó aquí, me pregunté. Empecé a revisar uno por uno y no había nada, ninguna letra, ningún escrito, todos en blanco. Lo que los diferenciaba eran sus arrugas, unos tenían más que otros y por más que trate de desarrugarlos fue imposible. Sus marcas eran la huella que cada palabra, gritó, golpe, desilusión, lágrima y dolor dejaron en un corazón destrozado. Imagínate que una persona es una hoja de papel a la que no has tratado correctamente ni con el respeto que se merece. A la que has humillado, maltratado, odiado, despreciado e ignorado. Piensa por un momento el dolor que tu comportamiento pudo causar y las marcas de por vida que pudiste dejar. Así es, trata de quitarle todas las arrugas a esa insignificante hoja de papel, escribe sobre ella un bello poema, has un precioso dibujo y mira como a pesar de todo tu esfuerzo por adornar ese papel arrugado con belleza, amor, pasi...