Cada vez que termina un año y comienza uno nuevo nuestra mente se recarga de energía positiva, es como si ya estuviéramos programados para hacerlo. Es como si supiéramos que es una oportunidad que nos dan para empezar de nuevo y retomar lo bueno, olvidar lo malo, fortalecer nuestras debilidades y continuar creciendo en lo que nos proponemos, claro está si tenemos la suficiente fuerza de voluntad para hacerlo.
Cuando nos proponemos algo en la vida pueden pasar tres cosas: la primera que solo quede plasmado en un papel, en un pensamiento o en una idea y que pasen los 365 días dormida sin ningún avance. La segunda, que empezamos tan entusiasmados, la planeamos y la olvidamos a mitad del camino, solo el hecho de pensarla fue demasiado para nosotros, un complete desgaste mental. La tercera y más importante, la ejecutamos, unas veces nos resulta sencillo hacerla realidad porque nos apasiona la idea y ponemos toda la energía positiva, acompañada de un poco de suerte de principiante y si eres creyente cuando tenemos la aprobación de nuestro creador, es como si nos mostrarán el camino, todo lo vemos claro, se nos cruzan las personas indicadas, el momento preciso, las ideas concretas y todo funciona coordinado, como si ya estuviera escrito. Era el día, la hora y la fecha indicada para llevarla acabo.
Algo importante que no debemos pasar por alto, si surge algún percance a lo largo del camino cuando estamos verdaderamente motivados, no nos importa. Si fracasamos, seguimos intentándolo hasta que la perfeccionamos y cumplimos nuestro objetivo que es hacerla realidad.
Otras veces se nos presentan tantas trabas que nos preguntamos a nosotros mismos, por qué tantos obstáculos? por qué tantas barreras?, por qué es tan dificil sacarla adelante?. Es aquí donde vienen las respuestas y si somos facilistas la olvidamos y la escondemos en el baúl de los recuerdos. Nos engañamos nosotros mismos con pensamientos negativos, como por ejemplo, era una mala idea, nunca hubiera funcionado, etc. Y continuamos con excusas tales como para que desgastarnos en algo que no tiene ningún futuro. Preferimos seguir viviendo en lo mismo y hacer cómo si solo fue un fracaso y nada más.
Pero si nos gustan los retos, tratamos una vez, si caemos nos levantamos y seguimos insistiendo, nos interrogamos en que fallamos, buscamos respuestas, alternativas y posibles soluciones hasta que encontramos en que estábamos cometiendo el error y sorpresa, nuestra loca idea se convirtió en todo un éxito.
Es aquí donde nos podemos dar cuenta que cuando nos proponemos algo, por más loco y absurdo que parezca, si creemos en nosotros mismos, luchamos contra viento y marea, a pesar de desvelos, lágrimas, desilusiones, caídas, fracasos y unos cuantos te lo dije que no era buena idea, saldremos victoriosos, saben por qué? sencillo porque tenemos la fuerza de voluntad suficiente y las ganas de salir adelante. Recuerda, cualquier idea por más absurda que parezca puede convertirse en un proyecto brillante.
Por más sencillo que sea nuestro propósito como por ejemplo el perder peso, aprender un idioma, montar un negocio, terminar la carrera o construir un castillo con arena en la playa, depende de nosotros, de nadie más.
Así que si este año que comienza viene acompañado de algún propósito o una idea loca, no la dejemos en el olvido. Luchemos por conseguirlo, por hacerlo realidad. Que cada objetivo que nos propongamos sea un propósito para nosotros, no para los demás.
Recuerda, si no hacemos nada por nosotros mismos, nadie más lo hará y no busquemos pretextos, no esperemos hasta que termine el año para ponernos metas. Recuerda, no importa el día, el mes o el año, lo importante es dar siempre el primer paso.
Cuando nos proponemos algo en la vida pueden pasar tres cosas: la primera que solo quede plasmado en un papel, en un pensamiento o en una idea y que pasen los 365 días dormida sin ningún avance. La segunda, que empezamos tan entusiasmados, la planeamos y la olvidamos a mitad del camino, solo el hecho de pensarla fue demasiado para nosotros, un complete desgaste mental. La tercera y más importante, la ejecutamos, unas veces nos resulta sencillo hacerla realidad porque nos apasiona la idea y ponemos toda la energía positiva, acompañada de un poco de suerte de principiante y si eres creyente cuando tenemos la aprobación de nuestro creador, es como si nos mostrarán el camino, todo lo vemos claro, se nos cruzan las personas indicadas, el momento preciso, las ideas concretas y todo funciona coordinado, como si ya estuviera escrito. Era el día, la hora y la fecha indicada para llevarla acabo.
Algo importante que no debemos pasar por alto, si surge algún percance a lo largo del camino cuando estamos verdaderamente motivados, no nos importa. Si fracasamos, seguimos intentándolo hasta que la perfeccionamos y cumplimos nuestro objetivo que es hacerla realidad.
Otras veces se nos presentan tantas trabas que nos preguntamos a nosotros mismos, por qué tantos obstáculos? por qué tantas barreras?, por qué es tan dificil sacarla adelante?. Es aquí donde vienen las respuestas y si somos facilistas la olvidamos y la escondemos en el baúl de los recuerdos. Nos engañamos nosotros mismos con pensamientos negativos, como por ejemplo, era una mala idea, nunca hubiera funcionado, etc. Y continuamos con excusas tales como para que desgastarnos en algo que no tiene ningún futuro. Preferimos seguir viviendo en lo mismo y hacer cómo si solo fue un fracaso y nada más.
Pero si nos gustan los retos, tratamos una vez, si caemos nos levantamos y seguimos insistiendo, nos interrogamos en que fallamos, buscamos respuestas, alternativas y posibles soluciones hasta que encontramos en que estábamos cometiendo el error y sorpresa, nuestra loca idea se convirtió en todo un éxito.
Es aquí donde nos podemos dar cuenta que cuando nos proponemos algo, por más loco y absurdo que parezca, si creemos en nosotros mismos, luchamos contra viento y marea, a pesar de desvelos, lágrimas, desilusiones, caídas, fracasos y unos cuantos te lo dije que no era buena idea, saldremos victoriosos, saben por qué? sencillo porque tenemos la fuerza de voluntad suficiente y las ganas de salir adelante. Recuerda, cualquier idea por más absurda que parezca puede convertirse en un proyecto brillante.
Por más sencillo que sea nuestro propósito como por ejemplo el perder peso, aprender un idioma, montar un negocio, terminar la carrera o construir un castillo con arena en la playa, depende de nosotros, de nadie más.
Así que si este año que comienza viene acompañado de algún propósito o una idea loca, no la dejemos en el olvido. Luchemos por conseguirlo, por hacerlo realidad. Que cada objetivo que nos propongamos sea un propósito para nosotros, no para los demás.
Recuerda, si no hacemos nada por nosotros mismos, nadie más lo hará y no busquemos pretextos, no esperemos hasta que termine el año para ponernos metas. Recuerda, no importa el día, el mes o el año, lo importante es dar siempre el primer paso.
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